lunes, 13 de mayo de 2013

Haití. Tres años después.

El 12 de enero de 2010 un gran seísmo de 7.3 grados en la escala de Richter tuvo lugar en Puerto Príncipe, la capital haitiana. Como resultado, murieron alrededor de 220.000 personas y más de dos millones se quedaron sin hogar. Los daños materiales superaron los 10 millones de dólares. Es por eso que esta catástrofe ha sido considerada como el desastre natural más devastador que ha sufrido la Tierra en la era moderna. La respuesta a la emergencia de Haití ha sido uno de los operativos humanitarios más grandes de las últimas décadas.

UNICEF, por ejemplo, ha contribuido a que más de 750.000 niños vuelvan a la escuela y aproximadamente unos 80.000 asisten ahora a clase en 193 escuelas seguras y resistentes a seísmos construidas por la organización.

La situación en el país va mejorando lentamente, pero aún quedan muchos desafíos por resolver: el saneamiento adecuado de los hogares en zonas rurales, evitar la violencia física y psíquica como castigo, aumentar el número de niños tratados contra la desnutrición grave…

Así el representante de UNICEF en Haití afirma lo siguiente: "Hay evidencias de pequeñas victorias en todas partes, aunque permanecen serias lagunas y deficiencias en las estructuras básicas de gobierno de Haití. No nos equivoquemos: el país sigue en una situación frágil, acosado por la pobreza crónica y el subdesarrollo. Sus débiles instituciones dejan a los niños vulnerables ante los cambios bruscos y el impacto del desastre”.

Por otro lado, la ayuda humanitaria de la Unión Europea, que ha donado más de 500 millones de euros a este país, también se ha centrado en la preparación de la población para posibles futuros tsunamis, inundaciones y otras catástrofes. Los equipos de emergencia a nivel local cuentan ahora con mejores medios para prestar los primeros auxilios y realizar evacuaciones. A su vez, numerosas organizaciones siguen luchando contra la epidemia de cólera que se declaró en octubre de 2010.

Médicos sin fronteras considera que el sistema de salud de este país aún no se ha recuperado, debido a las promesas incumplidas de los países donantes de fondos y a la falta de unas prioridades claras por parte de las autoridades haitianas y de la comunidad internacional.

Nuevas carreteras, reparación de la red de suministro eléctrico, creación de puestos de trabajo… Sólo una mínima parte de los planes propuestos por la Comisión Interina para la Reconstrucción de Haití se han puesto en marcha realmente. Hasta la fecha, la mayoría de ellos no pasa de ser un “proyecto en fase de borrador”. Y una de las causas de esta poca eficacia tristemente podría ser que una sencilla tarea como limpiar escombros no proporciona publicidad a nadie, es decir, muchos de los donantes no están dispuestos a que sus inversiones pasen desapercibidas y no les proporcionen popularidad y gloria. Sus proyectos tienen que ser bonitos y visibles.

Mejorar nunca será una utopía siempre y cuando todas las organizaciones y proyectos donantes tengan claro el fin que pretenden conseguir y no busquen un beneficio propio directo en las acciones que realizan. El trabajo dividido multiplica los buenos resultados. Luchemos para que todo el mundo sea consciente de que pequeños gestos desarrollados por muchas personas producen grandes cambios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario